París es una ciudad que acoge y enseña. El referente mundial del buen gusto, de la cultura y la libertad.
Formas orgánicas en las que se eliminan las aristas, buscando suavizar visualmente el conjunto y transmitir una sensación de hogar en calma, combinadas con otras piezas de líneas rectas.
Espacios sobrios en los que se introducen elementos que actúan como notas discordantes.
Tonos neutros y toques negros enriquecidos con texturas potentes que abrazan la calidez.
Tapizados en algodón, chenilla, se mezclan en el ambiente y se combinan con materiales sólidos como la madera, o la piedra, en oda a lo natural.
Y en las paredes, cuadros abstractos donde el color es el protagonista en contrapunto a la sobriedad del mobiliario.