Espacios que se visten con lo esencial tratando de definir lugares donde sentirse bien, reconfortantes y serenos. Materiales naturales, texturas, relieves irregulares, tonos en color tierra y neutros, conviven en armonía para dar forma a un estilo que se presenta más apetecible que nunca...
El blanco y blanco óptico del minimalismo se vuelve cálido combinado con tonos que evocan la calma como el beige, el ocre, o el marrón.
La madera, las piezas artesanales, el vidrio... se mezclan con textiles de fibras naturales para conseguir un efecto de suavidad en el ambiente. Líneas que se definen de forma libre. La rectitud se pierde en favor del dinamismo y la armonía, fomentando una sensación de comodidad.
Un ejercicio de síntesis en el que el espacio refleja su alma, sobrio, elegante y con carácter sin necesidad de distracciones decorativas. En el que los sofás ganan protagonismo y transmiten esa sensación de confort.
La elección de cada elemento se debe a su función. Por eso la decoración del espacio se define bajo la premisa de lo simple.
Salones que se decoran con pocos muebles. Piezas de aspecto ligero y con personalidad, que no pasan desapercibidas. Como la mesa de centro CLIVE o la lámpara KIOTO de finas líneas metálicas en color negro.
Dormitorios de elegancia natural. Las mesitas de noche y la cómoda UNITE de lineas rectas simplifica el ambiente. El cabecero de cama y la banqueta NERO, tapizados en terciopelo aportan calidez y elegancia a la habitación, y los textiles en tonos neutros, como la alfombra, el plaid y los cojines nos aportan riqueza sin recargar el ambiente contrastando con los tonos metálicos de color negro.
Un ambiente que gana naturalidad, cuando se completa con elementos decorativos en ratan, mimbre y detalles en cristal.