Aprender, equivocarse, descubrir, volver a empezar... Nuestros peques están llenos de ganas de curiosear, jugar y descubrir todas sus capacidades.
Adaptar el entorno de nuestros peques a las diferentes etapas de su desarrollo es uno de los puntos clave de la metodología Montessori. Así, fomentamos su autonomía y potenciamos su toma de decisiones. Los papás nos convertimos en sus guías y compañeros de aprendizaje, sin influir de forma directa en su desarrollo.
Camitas a ras de suelo, armarios abiertos para experimentar con su ropita o una original torre de aprendizaje, pueden ser el comienzo para convertir su entorno, en un mundo a su medida, un mundo Montessori.
Hacerles partícipes de actividades diarias como preparar la comida, les ayudará a descubrir nuevos objetos y texturas. Además, se lo pasará en grande mientras pasáis un ratito diferente juntos. ¡Formaréis el mejor equipo del mundo!
Colorear, leer, cantar... Cualquier actividad creativa es genial para el desarrollo de las habilidades y los gustos de los peques. Tardes enteras de juegos y diversión en las que comienza a expresarse y a experimentar. ¡Mejor imposible!